Si hay una figura histórica unificadora de las naciones dominicana y cubana, ésa es, sin lugar a dudas, la del Generalísimo Máximo Gómez, quien, a 105 años de su muerte, sigue siendo la estampa memorable de hombre sensible y amoroso, de brazo firme para empuñar el machete libertador y de puño sin doblez para dirigir las valientes tropas mambisas.
Nacido en la ciudad de Baní, el 18 de noviembre de 1836, Máximo Gómez se erigió en uno de los más fieles soldados por la independencia de la hermana isla de Cuba, donde llegó a ser jefe del Ejército Libertador durante la llamada Guerra de los Diez Años, que se extendió de 1868 a 1878, y más tarde en la Guerra de Independencia, de 1895 a 1898.
Ahora, la Dirección de Información, Prensa y Publicidad de la Presidencia de la República Dominicana ha llevado a Cuba, la segunda Patria de ese ilustre banilejo, la novela biográfica “Máximo Gómez, hijo del Destino”, escrita por las periodistas Minerva Isa y Eunídice Lluberes.
Esta novela, que se une a todos los esfuerzos literarios, tanto allá como acá, por hacer justicia a la memoria de quien tanto entregó por la independencia de la Mayor de las Antillas, forma parte también de un proyecto que incluye un documental que se filmó en ambos países y un sitio web, con el fin de redimensionar la figura de Máximo Gómez, según dijo en La Habana, Rafal Núñez, director de Información, Prensa y Publicidad de la Presidencia.
El espíritu antillano y caribeño de Gómez es sólo un antecedente histórico para el que debe ser el futuro de las naciones de esta región, que a pesar de todas las distancias y fronteras, están unidas por lazos indestructibles e imperecederos de solidaridad y hermandad.