En la comunidad científica o académica, se acepta como definición de “experto” el de una persona que frente a cualquier pregunta responde diciendo “que no sabe, que hay que esperar a ver cómo evolucionan los acontecimientos”. Es más o menos como rendirle un tributo permanente al sabio griego que se hizo famoso por su “yo solo sé que no sé nada”.
Un viejo amigo del MIT, quien era el director de la escuela de ciencias políticas, me repetía con insistencia que usara con frecuencia el “yo no sé”, lo que me aseguraba el ser considerado como un experto y que si le agrega el “debemos esperar a ver como evolucionan los acontecimientos”, entrarías en el privilegiado círculo de “experto internacional”.
Hay una condición que tiene que cumplir aquel que ha ganado fama por decir “que no sabe, que solo puede hacer proyecciones en base a variables cambiantes”, ese requisito es que tiene que cobrar caro y sus clientes deben aceptar el que el tipo sabe porque cobra caro por decir que no sabe.
En el mundo político, la forma como estos expertos operan, es que primero le preguntan a sus clientes cual es la idea que ellos quieren difundir, el rumor que el líder quiere infiltrar en el ilusorio mundo de sus seguidores. El último experto traído por Palacio, un gran sabio, conocía exactamente lo que el León anhelaba y en la reunión estratégica aseguró que si el PLD quería seguir siendo gobierno, el próximo candidato a la primera magistratura tenía que reunir tres condiciones:
1- Ser una persona cercana, de total confianza del presidente doctor Leonel Fernández.
2- Ser una persona con gran atractivo frente a las mujeres y a la juventud.
3- Ser una persona que tenga un discurso.
Empiezo por la tercera “Ser una persona que tenga un discurso” porque parece ser la más difícil de cumplir. Frente al desafío nacional, solo dos líderes del PLD han elaborado un discurso: Miguel Solano, quien en su condición de aspirante presidencial en el 2003, planteó que la República Dominicana tenía tres grandes dilemas que enfrentar: La migración haitiana, el construir un nuevo modelo económico y el enfrentar la corrupción pública con institucionalización, no con persecución policial. Leonel Fernández, quien asumió el fraude internacional conocido como “modelo social de mercado” y lo hizo suyo con un discurso indicativo de que era el camino hacia la modernización.
Las otras dos condiciones, la de “ser de la absoluta confianza del Presidente y ser atractivo frente a la mujer y a la juventud”, son un golpe de bolsón a Danilo Medina y una forma de llamar la atención sobre la única persona que la cumple: La primera Dama, la signataria del “Proyecto Barbie”. Y ese era el rumor que el experto debía difundir. Así pone a todos los aspirantes a depender de Leonel, no mediante el uso del poder, sino mediante el manejo del discurso teórico: ¡El León debe estar en su cueva gozándolas!
Pero, Francisco Javier, el Ministro de Turismo, al iniciar sus reuniones en la búsqueda de la candidatura presidencial expone las “tres condiciones enumeradas por el experto” y afirma que es él quien la encarna, quien la lleva dentro de su corazón y de su alma, quien carga con la Cruz y la Fe.
Empecemos por la primera, la de “ser de la absoluta confianza del Presidente”. Quienes conocen al jefe del ministerio de parrandas, sabe que no es de confianza de nadie. Inició su vida grupal dentro del PLD siendo seguidor de Euclides G. Félix y cuando Felucho comenzó sus bellos discursos entendió que allí había más plata y cambio de bancada. No había bien entrado en bancarrota el feluchismo cuando él olió que el manejo del diamante había pasado a Danilo Medina y hacia allí movió sus alcancías, rápidamente.
La mala suerte se acercó un poco al ex ministro de la presidencia, sólo un poco, y sin presentar renuncia apareció siendo un hombre de Leonel, entregado en cuerpo y espíritu. Con esa historia de saltos, fructíferos para el crecimiento de su fortuna, Francisco Javier quiere ahora presentarse como un devoto del Primer Salvaje de la Jungla , como un caballero templario del PRISAJU: más de Leonel soy yo, quien, con justicia, estoy considerado como el enemigo número uno del León. ¡Que mi paz esté con ustedes!
