No se trata de repetir una y otra vez lo que no parece ser escuchado. La República Dominicana cuenta, es verdad, con uno de los Metros más sofisticado y moderno del mundo, del cual se habla de una inversión gubernamental que alcanza los RD$ 3, 349 millones, el doble del total previsto inicialmente para ser empleado en dicha Mega obra.
La Oficina para el Reordenamiento del Transporte (OPRET), se refirió al monto que hasta finales de mayo del actual año se había empleado en la construcción de la primera fase del Metro de Santo Domingo, valorado en RD$ 3, 349 millones, y no los RD$ 368, 6 millones, como se había dicho anteriormente.
Ni siquiera se habla aquí de los trabajos de la segunda línea, que abarcarán 28 kilómetros más, con un total de 34 estaciones.
O sea, que más allá de las contradicciones y las realidades que enfrenta el país, el “metro va p´lante” al precio que sea, aunque los medios de comunicación aseguran que el proceso de licitación no va a la misma velocidad que las excavaciones.
Cuando se habla del Metro como una “inversión social”, se sustenta esta afirmación con el beneficio que recibirán unas 150 mil personas en menos de un lustro. Simultáneamente, el Gobierno anda sumido en el recorte de los presupuestos en distintos ministerios, a fin de aportar unos 350 millones de dólares al añejo y deficiente subsidio eléctrico.
O sea, que mientras que la parte civil de la Línea II del Metro avanza en un 33%, el resto de las realidades de la sociedad dominicana siguen embrolladas en una tela de araña, donde no se acaban de ver destellos de luz cierta, y no hablamos de cuestiones secundarias, sino de lo esencial que significa contar con una satisfactoria salud y un sistema educacional acorde a tan grandes adelantos viales.