Es de Patria la necesidad de aumentar el presupuesto asignado a la educación y salud. Y, de honestidad ejemplarizadora que del presupuesto actual se ejecuten las siguientes medidas para que esos fondos sean asignados al irresoluto sistema eléctrico.
Todo servidor público devengue un salario menor que el del señor vicepresidente de la República.
Suspender las bonificaciones y subsidios en las funciones públicas.
Vender en pública subasta las jeepetas que están asignadas a las distintas dependencias del Estado y adquirir vehículos de bajo cilindraje.
Suspender el funesto barrilito de los legisladores. Dejar de violar el artículo 146 de la Constitución.
Suspender la llamada nominilla, botellas. Esos que cobran un salario sin trabajar. Franca violación a la ley.
Esto sería el ejercicio de compartir la austeridad con los ciudadanos. Los hombres verdaderamente servidores de los demás jamás abusan de ellos.
Actuar de acuerdo con los fundamentos de la equidad y la justicia social, de seguro los dominicanos nos unimos al apoyo necesario. Todos soportando la carga. Comprender que el sincero esfuerzo de todos es el camino recto para enfrentar y resolver los cambios necesarios.
Es el momento de que quienes cultivan sus facultades superiores desarrollen su naturaleza racional y el humanismo los impulse a someterse a actuar de acuerdo a las circunstancias. Si realmente nos sentimos y somos humanos debemos tener la consideración de nuestros propios sentimientos y ambiciones cuando tomamos medidas que influyen en las responsabilidades y necesidades de los otros, del pueblo llano, verlo y tratarlos con total igualdad. En sí un trato justo por el bienestar mutuo.
La razón de los males que padecemos tiene su origen en la afición al dinero. Y, como muchos no conocemos, cuando veo un varón en la televisión hablando de medidas económicas y se oye eh eh eh, indica no saber que decir o está mintiendo. Comprendo que su mente está en la Edad Media cuando el oro era todo, la sanación para todas las enfermedades, el preferido amuleto, el gran signo de riqueza.
Recuerdo haber leído que el Presidente de la Junta Federal de Reservas de los Estados Unidos calificó al oro de “metal bárbaro” y puntualizó el afán por tenerlo es un error grave y morboso.
Los dominicanos están en eso, los falsos políticos, que se viven acusando de tránsfugas, de politicastros y fue un circo de payasadas ver a uno enojado porque su colega lo apoda barrilito.
Como no asoma la solución a la crisis moral que crea la crisis económica. Vive la impunidad…no se sorprendan si un síndico burlón construye “el altar de las lagrimas”. No es idea mía. Cerca del Partenón en Atenas se levantó un altar “El Altar de las Lágrimas”. Caminaban hacia allí los que se sentían tristes y derramaban sus lágrimas, en llantos desahogaban la penuria que llevaban en su interior.
¿Quién construirá la casa común a la que todo funcionario está llamado a cumplir y servir con honestidad?.
Como de costumbre me detuve unos minutos y se me presentó nuestro patricio Juan Pablo Duarte, quien vive diciéndonos: “lucha por una sociedad libre de privilegios políticos o económicos que se opongan a la unión armoniosa de todas las clases sociales.