El pasado 12 de los corrientes, mi padre, don Aquino Herasme Matos, cumplió 90 años de edad, de los cuales 67 los ha dedicado a servirle al estado dominicano de manera ininterrumpida.
Don Aquino aún pertenece al departamento de servicios generales de la Oficina Técnica de Trasporte Terrestre (OTTT), y está a la espera de que el gobierno del doctor Leonel Fernández se digne en pensionarlo para sentir la satisfacción del deber cumplido.
Sólo un iluso podría pensar que un hombre a la edad de 90 años, sin fuerzas para venderla, continúa desempeñando un puesto en la administración pública de la República Dominicana.
En la oficina reguladora del trasporte, Aquino Herasme pertenece al Departamento de Servicios Generales, devengando un sueldo de cinco mil pesos al mes ($5.000).
Nuestro Papá ya no puede más, por lo que él mismo, de manera personal solicita una pensión honorable para retirarse a su hogar. Don Aquino Herasme es un hijo legítimo de las tierras del suroeste, a la que entregó sus esfuerzos y sacrificio.
En el año 2006, fue condecorado por el presidente de la República, doctor Leonel Fernández, con la Medalla “Al Mérito”, en franco reconocimiento a su más de 60 años como servidor del Estado.
Don Aquino comenzó a servirle a la nación justamente, cuando fue creada la provincia Bahoruco. Con apenas 23 años de edad, fue nombrado alguacil de estrado, luego elevado al cargo de director de la escuela primaria de la sección Boca de Cachón, perteneciente al Distrito Escolar de Jimaní, donde, por sus aportes a la educación, fue condecorado por el licenciado Víctor Garrido Puello, a la sazón secretario de Estado de Educación, quien le otorgó el premio “Sarmiento”.
Ante la situación de don Aquino, cabría preguntarse: ¿Cuántos funcionarios hay en el tren gubernamental cobrando salarios por encima del medio millón de pesos al mes y cuántos habrá pensionados con altos sueldos sin tener el tiempo necesario como servidores del Estado?
Nacido en el 1920, en el municipio de Villa Jaragua, de la provincia Bahoruco, Aquino Herasme viene sirviéndole al Estado desde 1943.
De abusiva podríamos calificar la desidia del gobierno actual frente a la petición de una persona envejeciente que clama ante los cuatro vientos una pensión digna para vivir los últimos años que le restan de vida.
Con pensión o sin ella, los familiares de don Aquino Herasme nos sentimos orgullos de tenerlo lleno de vida y salud entre nosotros.
Su coraje, resistencia y perseverancia nos llenan de gran satisfacción. Tenerlo firme y lleno de valor, es como poseer una joya de alto quilate y gran valor, guardada para el momento de las dificultades.
Aquino dedicó al estado los mejores años de su vida, su energía y su talento y aún lo sigue haciendo.
Autodidacta, fiscalizador, maestro de escuela, músico y cuentista, oficinista y alguacil, orador, cocedor de sus propios alimentos y preparador de sus propias medicinas.
Cuanta alegría nos da el contar aún, por la gracia de Dios, con un hombre del temple de don Aquino Herasme Matos.
En nombre de su esposa, maestra de generaciones, profesora Emelinda Díaz de Herasme y de sus hijos, elevamos una plegaria de gratitud al Altísimo, por permitirnos contar y tener entre nosotros, a un ser tan bondadoso y extraordinario como don Aquino Herasme Matos.