El escritor, poeta, investigador y gran ser humano, el español José Luis Giménez, valoró públicamente, a través de una de las redes sociales que preside, lo que significa el triunfo de su país en el Mundial de Fútbol: “¡Sí, somos campeones mundiales! …Pero de qué, me pregunto yo”, afirma el autor.
Por el enfoque de su análisis y contenido de cada una de sus ideas, transcribimos algunas estrofas de este interesante artículo, que igual servirán para la reflexión a dominicanos, dominicanas y al mundo entero.
Giménez recuerda de qué manera fue desatada una gran energía, “hasta antes nunca visto”, el gigantesco movimiento de masas y empleo de todos los medios mundiales al servicio del magno evento… “¿Para qué, para conseguir que un solo niño no se muera de hambre, o que cientos o miles de familias no pierdan su vivienda o trabajo…? No. Simplemente para mantener en la inopia a la gran masa crítica del planeta, para que se olviden de los verdaderos problemas de cada país y de quienes son los verdaderos responsables, esos mismos ediles, políticos y miembros de la élite mundial que han estado utilizando y manipulando a la población mundial durante milenios con sus mentiras, sus leyes y los poderes que se han autoaplicado”.
El mundial de fútbol ha concluido y aún las noticias giran en torno al evento, que supuestamente significa total “satisfacción personal que justifica todo lo demás”.
Es cierto que el ser humano necesita desarrollar emociones y vivencias que adornen sus vidas, después de… Pero, tal y como señala José Luis Giménez, “¿Se ha conseguido dar de comer a miles de niños y personas hambrientas…?
¿Se han salvado miles de vidas que únicamente dependían de una vacuna que apenas cuesta 25 céntimos? ¿Se han corregido las injusticias y se han legislado nuevas leyes justas…? ¿Se ha evitado el cierre de centenares de empresas que no pueden seguir con sus actividades gracias a la negativa de la banca de conceder créditos…?
Vale reflexionar junto a este buen español sobre los 4.500.000 (cuatro millones y medio) desempleados en España, que no tienen ni para comer, porque aquí, en la República Dominicana, deambulan por las calles los desamparados, viejos y niños, acompañados aún por cantos de sirenas, debido a los resultados del mundial, unidos estos rótulos a una campaña electoral infinita, desgastadora, terriblemente manipulada con el dinero que podría ayudar a tantos infelices como ellos.