Son las 10:20 de la noche del 16 de agosto del 2010. ¡Qué día de tristeza, en algo por los que murieron durante la gesta restauradora, y por las malas acciones de hoy! He estado pensando acerca de lo que está sucediendo, y surgieron dos preguntas. ¿Hasta dónde nos llevaran y cómo van a terminar esta violación a la Constitución, leyes y ala buenas costumbres? Estos desacatos son antinaturales, inaceptables, repudiados, alejados del sistema sano de la democracia, lo natural es que tendrán sus reacciones, que nadie sabe cómo serán, ojala no todos perdamos y la vida institucional sea fortalecida.
Nunca esperaba ver que un presidente de la República Dominicana tuviera que pensar y decirle a los senadores:”no hay excusas para no hacer las cosas bien”. Estoy convencido del señor presidente Leonel Fernández Reyna tiene más que razones, por algo hace esta advertencia inteligente, necesaria y oportuna.
Pasaron unas horas y veo al presidente del Senado, Reynaldo Pared Pérez, justificando a unos periodistas el aumento de salarios a los senadores. Que un senador gane más de dos millones de pesos al mes, no es de sano juicio en un país pobre ¡oh Dios que ignorancia dañina!
Las palabras del mandatario a los senadores se las llevó la brisa salada pegajosa del mar donde los tainos pescaban. Estos discípulos no aceptan la enseñanza del honesto y pulcro profesor Juan Bosch: “Ir al poder para servir al pueblo”. Dacron escribió la ley y Solón añadió que se negara la tribuna pública al infamado por sus malas acciones.
Hace unos meses con soberbia Duciana vimos y oímos decir:” el barrilito es un caso cerrado”. Este “funesto barrilito” fue la primera violación que se cometió contra la Constitución que ellos recién elaboraron. En su mente avara no importa violar el artículo 146 prescripción de la corrupción. Y ahora vuelven a sumar otro desacato con el aumento de RD$50, 000 mensuales. No son mentes honestas.
Nada bueno le espera a un pueblo donde los legisladores violan la Constitución y leyes. No es para aplicar la Doctrina de Estado de Seguridad que el cónsul Cicerón ejecutó contra la conspiración de Servio Tulio Catilina. Cicerón salvó la república de una dictadura.
No son los alcaldes pedáneos que están violando la Carta Magna. Es un poder del Estado, poder que debe ser el ejemplo de todo lo correcto, institucionalizado, ejemplo a seguir ¡Que desencanto , quiebran la fuerza moral, la dignidad de nuestra Constitución ¿ Que somos?
El único y perverso fin es llenar los bolsillos con millones de pesos mensualmente. Bien dijo el filosofo Antistenes durante el juicio contra Sócrates:” el pueblo que no distingue los hombres buenos de los malos esta perdido” .
Es un 16 de agosto muy distinto, también vimos unas personas bien organizadas, silenciosas, proponiendo la violación a la Constitución con la reelección presidencial. Resulta bien raro que los portadores de las pancartas eran mudos y mudas, mostraban con sus ojos y gestos que oían, pero no contestaban las preguntas de los periodistas. Supieron obedecer. Respetamos esta presencia y no la consideramos correcta.
Ya tienen los legisladores las exoneraciones para carros de lujos, sin límite de precios. un amigo me refirió que en Brasil a un legislador se le asigna un vehículo. Y los viernes lo deja en el parqueo de la Cámara. No puede usarlo el fin de semana. Felicitaciones.
Los politicastros dominicanos solo tienen la mira puesta en lo que puede beneficiar, nada para aportar. Me permito decirles con el debido respeto. El verdadero orden de las cosas no se hace para ser moralista, sino que se es moralista y, en consecuencia se hace algo.
En al puerta del Conde hay un escrito en latín: DULCE ET DECORUM EST PRO PATRIA MORI = es dulce y noble morir por la patria. Esto lo repetían los viejos romanos, enamorados de la belleza de ese gesto. Estos gestos ejemplares han servido en todas las culturas antiguas como pautas para la educación de la juventud. Se les mostraba su belleza y se les encendía en deseos de imitar los ejemplos. Hay una sentencia tacita en los curules de los legisladores dominicanos: enriquecedor y gozoso es servirse de la patria. Esto lo sabemos por lo que hacen y poseen. Hay excepción.
Cuando Juan Pablo Duarte murió para mucho se acabó el amor a la patria. Para nosotros es todo lo contrario. Duarte vive diciéndonos: respeta la ley y mírala como la reguladora de las relaciones sociales. Considera la política como una de las más nobles actividades humanas. Ejércela con desinterés económicos, justicia y patriotismo.