La pequeña Priscila Rubí Sánchez vivía en un remoto pueblo de México sin líneas telefónicas fijas ni celulares, por eso cuando una noche un bocado de comida bloqueó parcialmente su garganta y sus padres no pudieron pedir ayuda, la niña murió.
La vida es dura en Santa Cruz Itundujia, enclavado en las montañas de Oaxaca, uno de los estados más pobres del país, y se hace peor allí y en otros aislados pueblos por la falta de conectividad, que complica desde pedir auxilio en emergencias médicas hasta la educación y la seguridad.
La historia de una mujer que caminó kilómetros para reportar que a su esposo le habían disparado, y la de las víctimas de un accidente de auto que debieron esperar horas por asistencia son algunas de las que se cuentan en el pueblo de más de 10,000 habitantes.
La elogiada reforma de las telecomunicaciones del presidente Enrique Peña Nieto, a la que se le atribuye haber bajado los precios e impulsado la competencia contra la gigantesca firma del magnate Carlos Slim, América Móvil, se quedó corta en estas remotas montañas donde la mayoría de la población es indígena.
«No podemos combatir la pobreza, la marginación, porque los mismos gobiernos nos marginan, nos marginan de los servicios de telecomunicaciones y de los servicios básicos que pudiéramos tener para poder competir con las grandes urbes», se quejó Eric Cruz, alcalde del pueblo ubicado en la Sierra Sur, a seis horas de la ciudad de Oaxaca, capital del estado.
Cerca de un tercio de los mexicanos aún vive sin ningún tipo de suscripción celular, de acuerdo con GSMA, un organismo que estudia la industria global. Esto implica que la segunda economía latinoamericana tiene menos porcentaje de usuarios de celulares que países como Argentina, Uruguay o Nicaragua.
Hasta que gigantes de la tecnología como Facebook, Alphabet Inc. y SpaceX de Elon Musk comiencen a usar drones, globos o satélites para conectar puntos remotos del planeta, comunidades como Itundujia utilizan redes básicas de radio, soluciones improvisadas como repetidores baratos de señal celular, o teléfonos públicos para comunicarse.
La reforma en México ha tenido aciertos como crear licencias especiales para pequeños operadores rurales, pero el proyecto insignia, la licitación para construir la llamada red compartida, una red móvil 4G público-privada que será adjudicada a finales de este año, tiene un alcance mínimo de solo 85 por ciento del territorio.
«Creo que México no ha diseñado seriamente un programa de acceso universal», dijo Judith Mariscal, directora del programa de telecomunicaciones del privado Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). «La reforma apostó a un modelo de negocios equivocado», agregó.
México, que ha mostrado tasas crecientes de pobreza, tiene el acceso a cobertura más desigual de la región, de acuerdo con un reciente reporte del Banco Mundial. El país no publica cifras oficiales sobre el porcentaje de su población que vive en áreas sin cobertura o donde ésta es limitada.
América Móvil, el mayor proveedor de telefonía celular de México, dice que su red cubre casi el 95 por ciento de la población. Pero el gobierno no publica auditorías de esta cifra.
La empresa no respondió a solicitudes de comentarios para esta nota.
UNA VIDA DESCONECTADA
A los padres de Priscila les tomó más de dos horas llegar desde la aldea donde viven hasta una clínica en el pueblo. Todavía respiraba con dificultad cuando arribaron a la medianoche, pero murió poco después.
Rocío García, funcionaria de salud municipal, dijo que la clínica no tenía el equipo necesario para remover el bloqueo, que se había movido a los pulmones de la niña, y como no hubo una llamada temprano no tuvo posibilidad de pedir ayuda a otro pueblo. «Si hubiera habido aquí más material, más comunicación, se hubiera salvado la niña», dijo.
El presidente municipal, Eric Cruz, dijo que él y sus predecesores han intentado convencer a Movistar, de la española Telefónica y a América Móvil, de cubrir el pueblo, pero sus esfuerzos han caído siempre en saco roto.
Por eso, en el 2014, el pueblo gastó 380,000 pesos (20,470 dólares) en un repetidor celular, que amplifica la señal más cercana de América Móvil, generada a unos 30 kilómetros.
Su uso podría ser ilegal y la señal no es confiable, pero no quedan muchas opciones para los pueblos en esa zona, donde la falta de cobertura hace incluso que la administración del pueblo resulte más difícil, dijo Cruz.
«El gobierno federal se enfoca más a donde está la industria, donde están los empresarios… Debe de preocuparse más por los pueblos marginados», afirmó Cruz.
Un programa gubernamental llamado «México Conectado» provee internet satelital en escuelas locales, pero varios profesores dijeron que la señal es irregular y toma varios minutos cargar una simple página web.
«No tenemos ni computadora para que ellos puedan trabajar», dijo Mitzi Puerto José, de 36 años y profesora de primaria.
Después de la escuela, los niños del pueblo pasan el rato en un pequeño café, pagando unos pocos pesos por turnos de 15 minutos de internet en sus teléfonos o en viejas computadoras.
Como parte de un fuerte recorte al gasto previsto para el 2017 debido a la complicada situación financiera del país, México Conectado perdería más del 80 por ciento de sus fondos.
La última esperanza para la conectividad es la red compartida, pero el gobierno acepta que algunos quedarán fuera.
«Como siempre va a haber un porcentaje que es muy difícil de atender (…) en la parte más rural sobre todo», dijo en una entrevista la subsecretaria de Telecomunicaciones, Mónica Aspe. «Es algo que nos contestará el mercado a través del concurso de la red compartida, hasta dónde puede llegar esa cobertura».
Pero algunos argumentan que hay cosas que el gobierno y el regulador del sector pueden y deben hacer.
«Debemos de imponer obligaciones de cobertura pero restándoles la carga en pago de espectro», dijo Adriana Labardini, comisionada del regulador, el Instituto Federal de las Telecomunicaciones. «Lo que recauda (la Secretaría de) Hacienda vía espectro nunca se ve reflejado, nunca (…) se destina a subsidiar servicios de telecomunicaciones».
ALGUNAS ALTERNATIVAS
En Santa María Yaviche, un pueblo al norte de la capital estatal en lo alto de las montañas y con caminos de lodo, la organización sin fines de lucro Rhizomatica instaló una red de telefonía comunitaria bajo una concesión social, una nueva figura creada con la reforma a las telecomunicaciones.
Esta figura permite el uso gratuito de una pequeña porción de espectro, rentando una red ya existente de Wi-Fi para llevar señal desde la ciudad de Oaxaca hacia las montañas.
Los usuarios pagan 30 pesos por mes por mensajería y teléfono dentro del pueblo. Para llamadas de larga distancia, incluyendo a Estados Unidos, pagan hasta 1 peso por minuto.
Pero su fundador Peter Bloom admite que, con recursos limitados, ha sido una lucha de muchos años llegar a los 3,000 usuarios que tienen hasta ahora.
La reforma incluyó abrir tanto la infraestructura como las redes de fibra de América Móvil y de la empresa estatal de electricidad CFE, pero los detalles aún están en proceso.
El gran desafío sería acceder a la fibra óptica a un precio razonable, dijo Bloom. «Hay algunas buenas ideas pero realmente no está muy claro si esas ideas van a ser puestas en acción, si van a beneficiar a lugares como Yaviche».
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